Uno de los más famosos casos de autocirugía, es el del médico ruso Leonid Ivanovich Rogozov (1934-2000). Lo interesante de este caso es que, además de ser la primera autocirugía exitosa y documentada, es en las condiciones en que el médico Leonid Rogozov tuvo que realizarla, en medio de la Antártica y prácticamente sin ayuda.
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Teniendo 27 años y siendo el único médico en la base, el 29 de Abril comenzó a sentirse cansado, débil, con nauseas y un poco afiebrado, y más tarde empezó a sentir un dolor en la parte inferior derecha del abdomen. Durante la noche los síntomas empeoraron, la fiebre subió y el dolor en el abdomen lo martirizaba.
"No he dormido en toda la noche. Me duele como el demonio! Una tormenta de nieve azotando a través de mi alma, gimiendo como 100 chacales", escribió en su diario.
A Rogozov, siendo médico cirujano, no le llevó mucho tiempo diagnosticarse con apendicitis aguda.
"Aún no hay síntomas de que la perforación es inminente, pero tengo un muy mal presentimiento".
La estación soviética más cercana estaba a 3074 km de Novolazárevskaya y habían, por supuesto, terribles condiciones de la antártica. Era imposible buscar ayuda fuera. Estando atrapado en una base recientemente construida, con ningún equipo médico ni personal y un dolor agonizante, no tuvo más opción que realizarse una apendicectomía a sí mismo, sabiendo que si no lo hacía moriría dentro de las próximas 24 horas.
"Podía esperar por ayuda que no vendría, o hacer el intento de operarse a sí mismo" dijo su hijo, Vladislav Rogozov. No fue una decisión fácil, pero mientras consideraba las opciones sus síntomas empeoraban aún más.
"Tengo que pensar que la única salida que tengo es operarme a mi mismo... Es casi imposible, pero no puedo simplemente cruzarme de brazos y renunciar", dijo Leonid Rogozov.
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Leonid Rogozov acostado hablando con su amigo Yuri Vereschagin en Novolazarevskaya |
Habiendo tomado la decisión, elaboró un detallado plan para la operación, designó a dos asistentes para que le pasaran los instrumentos, lo ayudaran con la lámpara y sostuvieran un espejo para que pudiera ver su abdomen estando acostado. El director de la estación también estaba en la habitación por si uno de los "asistentes" (un mecánico y un meteorólogo) se desmayaba.
"Era tan sistemático que incluso nos dijo qué hacer si él comenzaba a perder la conciencia, cómo inyectarle adrenalina y realizar una ventilación artificial", dijo Vladislav.
La operación comenzó alrededor de las 22:00hrs ese 30 de Abril de 1961. Tomó aproximadamente dos horas. El anestésico general estaba fuera de la ecuación, por lo que la extirpación del apéndice tendría que hacerse sin más alivio del dolor. Rogozov hizo una incisión de unos 12 cm para buscar el apéndice. Rogozov tenía la intención de utilizar el espejo para ayudarse a operar, pero el punto de vista invertido se convirtió en un terrible obstáculo, por lo que terminó trabajando por el tacto, sin guantes.
Media hora después del inicio de la operación comenzó a sentirse débil y con nauseas, de ahí en adelante tuvo que hacer pausas cada cinco minutos para vomitar.
Mientras se acercaba a la parte final y más difícil de la operación, casi perdió la conciencia. Temía fallar en el último tramo.
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"Finalmente está aquí, el apéndice maldito! Con horror me doy cuenta de la mancha oscura en su base. Esto significa que sólo un día más y habría estallado... Mi corazón agarrotado y notablemente ralentizadlo, mis manos se sentían como el caucho. Bueno, pensé, va a terminar mal y todo lo que quedaba era la extirpación del apéndice".
Pero no falló. Por fin pudo administrar un anestésico local, en su pared abdominal pero sólo una vez que había cortado y removido su apéndice, para poder mantener su cabeza lo más clara posible.
"No me permitía pensar en nada más que no fuera la tarea en cuestión. Era necesario coserme, me cosía con con firmeza y apretaba mis dientes".
Cerca de medianoche terminó la operación. Y antes de permitirse descansar, dio instrucciones a sus asistentes de cómo lavar los instrumentos quirúrgicos. Una vez que la habitación estuvo limpia, Rogozov tomó unos antibióticos y pastillas para dormir.
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En Octubre de 1962 regresó a Leningrado e hizo un doctorado. Fue galardonado con la tesis «La resección del esófago para el tratamiento del cáncer de esófago». Los años siguientes trabajó como médico e incluso jefe del Departamento de Cirugía del Instituto de Investigación de Neumología Tuberculosa, en Leningrado (San Petersburgo).
Increíble.
Su nombre: Leonid Rogozov.
Su nombre: Leonid Rogozov.
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